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¡Que tal! Ahora con un tema enfocado al diseño. ¿Cuántas veces hemos necesitado de un diseñador para solucionar problemas de nuestro negocio, institución, proyecto? ¿Por qué dudamos? ¿Cómo saber si es bueno para nuestro proyecto?

Un proyecto de diseño consiste en la elaboración y asignación de recursos que siguen un objetivo y que emplean el diseño para generar beneficios, tanto para los usuarios como para el gestor del proyecto, para así poder establecer un diagnóstico, definir estrategias y entregar resultados. ¿Se parece a lo que tenías pensado? Diseño no solo es un dibujo, un mueble, una decoración, un logotipo; no es únicamente el producto o servicio final que se obtiene, es decir, no solo es la “configuración”, sino es la “preconfiguración” del proyecto, desde un acertado diagnóstico que pasa por un proceso creativo y se obtiene un resultado que se traduzca en beneficios.

Te comparto algunos puntos a considerar cuando contrates a un diseñador, es muy importante que los beneficios que obtengas se vean reflejados en tu producto y/o  servicio final.

  1. Empatía. El diseñador debe generar la confianza suficiente para que tú creas en él, y él crea en tu proyecto. Un buen diseñador debe ser capaz de comprender tus necesidades y tu negocio, y ¡jamás permitas que te receten un paquete preestablecido!. Elige alguien que te escuche antes de que te de la solución, verás que el diálogo se irá dando de forma natural. Una situación forzada e incómoda no te aporta buenas señales de que el proceso se vaya a realizar de una manera adecuada, mucho menos el resultado.
  2. Certeza. Un diseñador estratégico sabe hacer las preguntas correctas, cuestiones que a lo mejor ni si quiera te habías planteado antes. Te hace pensar, te propone un cronograma de trabajo y proyecta unos resultados viables en un tiempo establecido por ambos.  También, te da certidumbre la mostrarte el portafolio de trabajo y proyectos hechos con anterioridad.
  3. Plan. El diseñador potencial para tu negocio, te muestra un plan de trabajo escrito, en donde te involucra en las tomas de decisiones importantes. Recomiendo que el proyecto por fases. Un diseño no es una obra mágica en donde los encuentros del cliente y diseñador son dan en el  comienzo y final del proyecto, el diseño no aparece de la nada, esto es mala señal; te propone un cronograma, un contrato y los entregables bien establecidos por escrito donde ambos estarán de acuerdo. Recomiendo firmar los acuerdos.
  4. Creatividad. Mi palabra favorita. El buen diseñador te sugiere alguna idea interesante, pero ¡¿solo una eh?!, esto determina la buena capacidad original y flexible para adaptarse a tu proyecto, tú podrás observar el dominio del tema y de los procesos en la forma cómo se comunica contigo.
  5. Honestidad. Ser honesto es decir la verdad, ni más, ni menos. No hay una receta definitiva de diseño para todos los proyectos. Un diseñador honesto te diría si es especialista para tu caso cuando realice el diagnóstico, en caso contrario, te recomendará con otro especialista o bien te presentará su equipo de trabajo con nombres, puestos y funciones. El diseñador que te diga a todo que sí, es porque algo no está bien. No tiene la obligación de decirte SÍ a todo lo que propongas (bueno, en realidad nadie). De buena forma dialoga contigo y observa las oportunidades que tienes, en pocas palabras tiene sentido común del asunto.
  6. Precio justo. Todo trabajo en esta vida tiene un precio, y si más sencillo es el resultado, te puedo asegurar que su valor es más alto, porque posiblemente el proceso para llegar a esa solución es más compleja. Un precio justo se vale de indicadores  claro en lo que vas a invertir, así como comparativas y un buen argumento de análisis. También los buenos diseñadores ofertan consultas, y por supuesto cobran por ellos, como un médico. En alguna ocasión un cliente me dijo que lo que le proponía era muy caro, yo respondí con dos preguntas “¿En relación a qué es caro? y, ¿Cuánto vale tu marca?”, un diseñador que regala su trabajo no es de confiar, porque como no le importa el valor de su tiempo y conocimiento invertido, tampoco le importará el valor de tu proyecto ¡Cuidado!
  7. Lenguaje. El profesional te hablará en tus mismo términos, es capaz de eliminar tecnicismos de diseño o por lo menos se toma el tiempo de explicarte cuando te mencione algunos. El lenguaje del diseñador-cliente-usuario debe ir alineado de forma clara, sencilla y con conocimiento de tu proyecto. El hablarte en términos de diseño solo habla del egocentrismo del diseñador y en la no disposición de conectarse con tu caso.
  8. Valor. Cuando buscas un diseñador, buscas un especialista que te ayude a resolver algún situación, que le ponga pies a alguna idea o en su caso, porque no, que te vincule con algún experto. Un buen profesional te dirá exactamente el problema que tienes y el beneficio que tendrás al final, con un solo beneficio tangible es suficiente para dar un paso adelante en tu marca, negocio, equipo de trabajo. Puede ser que este beneficio o valor central como consecuencia traiga otros secundarios. Hagámosla inversa. Si yo te lanzará 10 botellas al mismo tiempo ¿Cuantas atraparías? Posiblemente no todas o ninguna. En cambio cuando te lanzo una, seguramente tienes altas probabilidades de agarrarla. El buen diseño va enfocado en resolver algo, alguien que te promete todo no está enfocado en el valor. El valor es el beneficio que da sentido a la solución de tu problema.

Como ves, el diseño es complejo, por eso te recomiendo observes estos indicadores e invierte en tu proyecto para que sean los resultados esperados, pero sobre todo, definir que se quiere desde el principio, invertir en un logotipo no es lo mismo que invertir en una marca. Te dejo un link donde puedes encontrar buenos diseñadores www.matatenadesign.org  ¡Saludos!

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